Los dos candidatos al Rectorado de la USC en las elecciones del próximo lunes libraron ayer un debate en el que, a falta de propuestas que a estas alturas de la campaña pudieran sorprender, tenía su foco de interés, junto a la participación directa del público universitario, en el cuerpo a cuerpo entre ambos. Esa distancia corta la buscó Lourenzo Fernández Prieto, pero dio en un rival, Juan Casares Long, casi siempre impasible ante sus ataques.
En la Facultade de Medicina se dieron cita con los candidatos, en medio de un calor sofocante, unas doscientas personas que durante hora y media escucharon sus exposiciones sobre siete temas, con sus réplicas y contrarréplicas, antes de responder en media hora a las preguntas del público.
Juan Casares se presentó como «a alternativa real» y en sus intervenciones fijó la «transparencia» y el «diálogo» como referentes centrales de su estilo para el gobierno de una USC «na que non sobra ninguén»; Fernández Prieto, como una «forza de integración, non de ocupación» y afirmó que se enfrentan dos modelos legítimos de entender la Universidade: «Un mira ao futuro e outro ao pasado, un fala de acción e outro de reacción».
En sus ataques a la candidatura rival, Casares no fue más allá de aludir varias veces a la corresponsabilidad de Fernández Prieto, como ex vicerrector, en una gestión que, a pregunta de un estudiante, calificó con suspenso por tener «máis escuros que claros», por ejemplo, en la gestión económica. Irónicamente, Casares pidió perdón ante los reproches de Prieto a sus referencias al pasado reciente, pero no se inmutó cuando este le dijo que la USC «necesita un reitor, non un delegado da Xunta» o «vostede non sinte orgullo desta Universidade», o cuando insistió al contraponer la proclama de transparencia de su oponente y su negativa a más debates.
