jueves, 8 de abril de 2010

8/4/2010. Opinión. El respeto a la legalidad como patrón de conducta

José María Miranda Boto.
Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. USC.

Aunque a veces quiera hacerse creer lo contrario, la Universidad es un centro de trabajo y en él coexisten personas sometidas, principalmente, a dos regímenes distintos: el Derecho Administrativo, para los funcionarios y el Derecho del Trabajo, para el personal laboral.
La Universidad está vinculada por sus normas y no es una esfera cerrada donde el poder de organización de quienes la gobiernan, desde distintos puestos, pueda hacer y deshacer a su antojo. Como Administración Pública, su actuación no puede ser arbitraria y su comportamiento debe estar guiado por un respeto escrupuloso del ordenamiento jurídico. No ha de olvidarse que la actuación del personal de la Universidad, en todas sus jerarquías, ha de estar orientada por el Código de Conducta que recoge el Estatuto Básico del Empleado Público.
La celebración de contratos irregulares o la implantación de reglas sobre temporalidad de dudosa legalidad, la modificación de las condiciones de trabajo sin respetar los procedimientos legales, las conductas extremas que se transforman en acoso, la obstaculización del ejercicio de los derechos de conciliación de la vida familiar y laboral, o cualesquiera otras actuaciones u omisiones, deben ser desterradas de la gestión diaria de nuestra Universidad.
Debe actuarse en dos campos. En primer lugar, habilitar los cauces oportunos de denuncia y reacción contra cualquier abuso que se cometa en el quehacer universitario. En segundo lugar, debe interiorizarse y difundirse una cultura del buen gobierno y de la gestión legal, sin recurso a las herramientas, instrumentos o prácticas que, aunque parezca que aportan algún beneficio a la Universidad, no hacen sino enfangarla ante los ojos de la comunidad universitaria y de la propia sociedad ante la que debe rendir cuentas con transparencia.
Sólo así podrá la USC hacer buena la inscripción del claustro de Fonseca y ser grata a las musas y hacer huir las tinieblas de su funcionamiento diario.